De hecho, un estudio reciente indicó que aproximadamente el 78% de las personas no necesitan un desodorante, pero utilizan uno de todos modos.
El sudor en sí no huele.
Podríamos pensar de otra manera debido a que la mayor parte olemos cuando sudamos mucho, pero en realidad, son las bacterias de la axila la que nos hacen oler de esa forma.
Estas bacterias descomponen los lípidos y aminoácidos que se encuentran en el sudor (no huele mal) y lo convierten en sustancias que tienen un olor distinto al que llamamos el mal olor corporal.
Los enfoques que rigen a la solución de nuestro problema de olor corporal han ido creciendo en las últimas décadas, junto con nuestras cada vez más robustas rutinas de higiene.
Dos métodos de lucha contra el olor corporal reinan en el mercado: matar a las bacterias a través de un desodorante estándar (que contienen ingredientes como el triclosán), o bloquear las glándulas sudoríparas y matar a las bacterias (a través de un antitranspirante que contiene ingredientes como el aluminio).
Sin embargo, la comunidad médica ha comenzado a desvelar algunos efectos secundarios potencialmente aterradores que vienen con tal amplio uso de desodorantes y antitranspirantes.
El otro trabajo de investigación procedente de la comunidad académica es una comprensión más profunda del microbioma, la comunidad bacteriana que existe en nuestro cuerpo.
Algunos incluso lo llaman el sistema de órganos más reciente debido a la gran repercusión que está demostrando tener en nuestra salud.
De hecho, esta investigación podría cambiar completamente la forma en que nos acercamos a algo así como el olor corporal.
La axila, el ecosistema
Al igual que nuestro intestino, nuestra axila también cuenta con una gran cantidad de bacterias.
Es una de las zonas más densamente pobladas en la superficie de nuestro cuerpo, pero no hay una gran cantidad de diversidad en la comunidad microbiana.
Una parte de las bacterias están asociadas con el olor, la otra parte, no tanto.
Al igual que pasa en nuestro intestino, los antibióticos pueden matar las bacterias beneficiosas, de nuestro cuerpo, permitiendo que los microbios potencialmente problemáticos tomen el relevo.
Esto mismo puede ocurrir en la axila.
Al igual que cualquier ecosistema, el objetivo es el equilibrio con el fin de estar sano.
La abstinencia de estos productos que dañan los ecosistemas podría ser problemáticos al principio, pero con el tiempo estabilizar la disminución natural de las bacterias olorosas.
No se trata sólo de mal olor corporal
La investigación detrás del microbioma nos ha demostrado que todo nuestro cuerpo está conectado con el mundo microbiano.
Así que, ¿por qué no trabajamos con nuestro microbioma y no contra ella? He aquí algunas maneras de empezar:
Utilizar jabones más suaves
Los jabones que contienen tensioactivos fuertes (como aquellos con SLS y SDS), eliminan el sebo protector que está lleno de grasas buenas que el cuerpo usa para proteger su piel.
Eliminar el aluminio
El aluminio es típicamente un ingrediente activo que inhibe la sudoración.
Recientemente se ha relacionado con una variedad de problemas de salud a largo plazo y varias marcas “naturales” han comercializado sus fórmulas como “libres de aluminio”.
Ten cuidado con los antibacterianos fuertes (parabenos, triclosán, etc.). Estos antibacterianos son lo que tendrán el efecto más desestabilizador en el microbioma de la axila, lo que hace que sea difícil que las buenas bacterias prosperen.
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